Los ómnibus de dos pisos, un tema constante

Cuando algo es deficiente lo mejor es corregirlo. El problema está cuando no se admite que ese algo está mal. Esto es lo que pasa con los ómnibus de larga distancia de dos pisos que se utilizan en América del Sur pero que no se ven en otras zonas del planeta. En pocas semanas, ya hubo dos vuelcos con víctimas fatales en nuestra región.

Los fabricantes de estos buses afirman que su diseño no es el factor de tantos vuelcos y salidas del camino. Sin embargo, los incidentes se suceden y se magnifican en época de vacaciones, con mayor frecuencia de servicio, más apuro en realizarlo y con choferes con menos (o muy poco) descanso.

Los defensores de estos micros afirman que la altura no tiene nada que ver con los vuelcos, porque los camiones también son altos, etcétera. Sin embargo, según especialistas independientes, el problema de estos ómnibus no es la altura: es la deficiente distribución de pesos. Todo el peso está detrás del doble eje trasero (motor, transmisión, parte del equipaje), descargando el tren delantero; lo que se traduce, en palabras simples, en que la dirección va «flotando», con escaso agarre; que se torna nulo (y por lo tanto sin control por parte del conductor) por un fuerte viento lateral, una bajada a la banquina, etcétera.

Es bastante común escuchar a éstos decir «se me escapó de las manos» o frases similares. Si a esto le sumamos la velocidad, que sí es responsabilidad de los choferes (¿los tacógrafos de control para que están?) tenemos un cóctel muy peligroso. Los camiones, en tanto, son más estables porque los anclajes de suspensión están más altos, tienen el motor y la transmisión sobre el eje delantero y van «tirando» del resto del peso, mucho mejor distribuido. Contra la física no se puede.

 

Fuente:

Diario La Nación

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