«La Perlita»: el pintoresco colectivo argentino expuesto en un museo alemán

En el museo de Mercedes-Benz se luce una pieza única de la Línea 6, donada por una humilde compañía bonaerense. Los misterios de un vehículo que manifiesta la más colorida cultura porteña

Un seis separa «Htal. Rancho Grande – La Perlita» de «Mi barrio – Madreselva» en los costados. Por debajo, luego de la hilera de cuatro ventanales, la leyenda «Transporte La Perlita SA» llena el vacío pintado en rojo. Otro seis, más grande y protagonista, interrumpe el trayecto «Moreno – La Perlita» en el frente, en la presentación del vehículo. Es la pintura de un colectivo que abandonó su recorrido para ejercer su rol histórico. No circula más, está detenido. No duerme en el polvo de la zona oeste del conurbano bonaerense. Se luce en el cuarto piso del museo Mercedes-Benz en Stuttgart, Alemania, al cien de la calle Mercedesstraße.

Es el exponente argentino de uno de los museos más orgánicos y reconocidos del universo automotriz. «La Perlita» es un clásico bondi de la línea 6, un Mercedes-Benz 1112 de 1969. Además de las letras y los números, la carrocería está arrebatada de misceláneas autóctonas. Es una oda al fileteado porteño: en cada esquina, cada ángulo, cada rincón, un firulete del mil novecientos. La imagen de Carlos Gardel en la parte trasera no esconde sus raíces.

 

El ejemplar es una de las piezas más destacadas del sector dedicado a la transportación. Entre taxis, autos de turismo vinculados al servicio de pasajeros, un colectivo inglés prehistórico de dos pisos, el bondi porteño se destaca por su porte, su belleza, su carácter pintoresco y audaz. La historia recuerda que Héctor Prieto había fundado la compañía de transporte en 1955 con un colectivo marca Mercedes-Benz que unía Moreno con La Perlita. Desde la Argentina partió este modelo en agradecimiento por el trabajo mancomunado. Un método sutil para exportar la cultura porteña y exponer el impacto multicultural de la marca alemana.

Más de diez mil argentinos han visitado el museo atraídos por las óleos nativos que se exponen en el corazón de la industria automotriz alemana. La bienvenida al establecimiento la concede un monumento de bronce en honor a Juan Manuel Fangio junto a su Mercedes-Benz Flecha de Plata, una réplica del ubicado en el barrio de Puerto Madero, Buenos Aires.

El Museo Mercedes-Benz retrata casi 130 años de la industria del automóvil a lo largo de nueve plantas y sobre una superficie de 16.500 metros cuadrados

El museo también esconde otra pieza con identidad argentina. Un Benz Landaulet de 1907, originalmente fabricado para un cliente del Sur de la provincia de Buenos Aires, permaneció en el país hasta 1966 cuando se incorporó a la colección Mercedes-Benz Classic, la división encargada de proteger el patrimonio histórico de la firma germana. El vehículo era una evolución del carruaje tirado a caballo: monta un motor de cuatro cilindros, con 6.107 centímetros cúbicos, 40 caballos de potencia, capaz de alcanzar una velocidad máxima de 80 kilómetros por hora.

El Mercedes-Benz de Stuttgart manifiesta una concepción pedagógica de exposición. El Benz Landaulet de 1907 es apenas un retazo de la historia. El museo es un túnel del tiempo, un viaje hacia el pasado que permite rememorar la evolución del automóvil. Entre los 200 vehículos, más de 1.500 objetos son testigos de este recorrido anacrónico. En más de diez años de vida, recibió más de siete millones de visitantes. Una exhibición única que ensaya la cronología del automóvil, desde el patentado en 1886 por Karl Benz hasta los modelos más futuristas. En el tránsito hacia la modernidad, un ejemplar argentino, el viejo bondi 6 que iba desde Moreno hasta La Perlita.

Fuente:

Infobae

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