Lo despidieron por donarle un órgano a su hija: la niña falleció y él no consigue trabajo

Ricardo Gaure trabajó durante diez años en la Línea 720. Al enfermar su hija, Ricardo no dudó en realizarse un transplante hepático. Tras la operación, los directivos del grupo MOTSA lo despidieron y el sindicato de los choferes lo dejó sin obra social. Su hija, de tan solo 6 años, falleció sin prestación médica. Este es el relato de su padre. 

A Ricardo Gaure lo despidieron de la Línea 720, después de 10 años de trabajo, por donarle un órgano a su hija. La UTA le quitó la obra social, la empresa embarró su legajo y su hija falleció sin atención médica. Este es su testimonio: “Cuando nació mi hija empezó con problemas de salud, necesitaba un transplante hepático porque se me moría. Yo pude ser el donante de mi hija y le doné todo lo que necesitaba. A partir de ahí empezaron todos los problemas con la empresa”.

La línea en la que trabajaba Gaure pertenece al grupo empresario MOTSA. Sus directivos desconocen el convenio colectivo del sector y promueven el trabajo a porcentaje: los choferes cobran de acuerdo a la cantidad de boletos vendidos, en jornadas que alcanzan las 15 horas diarias. Al recuperarse de la operación, Gaure retomó sus tareas, pero, al no poder rendir como el empresario lo requería, le hicieron la vida imposible.

“Ahí me empezaron a hacer la cruz, empezaron a pasearme por todos lados: me bajaron del coche en el que estaba fijo, a ponerme en los peores coches y en los peores recorridos, para no poder hacer plata, porque estamos a porcentaje. Empezaron a buscar cualquier cosa para hacerme sentir incómodo en la empresa, pero yo la seguía peleando porque sabía que tenía que ser así por mí hija y no quedarme sin obra social”.

Gauré relata que, al terminar una jornada laboral, los directivos de MOTSA le ordenaron que llevará el colectivo a la verificación, a lo que él se negó por no corresponderle y porque su hija estaba con fiebre. “Por eso me echaron de la empresa. Me dejaron afuera por haberme negado a llevar el coche. Dicen que el día de trabajo termina cuando ellos lo deciden y no cuando yo lo decidía, siendo que yo ya había trabajado diez horas y media”.

Los directivos del grupo MOTSA despidieron a Gauré sin indemnizarlo. “Me despidieron sin darme un peso: no me dieron el sueldo ni la liquidación y no me pagaron nada. Me dejaron a mí hija sin obra social, siendo que hay una ley que me ampara por haber sido donante de mi hija discapacitada. Pero no les interesó nada. Ellos se encargaron de manchar mi legajo para que no pueda entrar a trabajar en ningún otro lado”.

Meses después de su despido, Ludmila, la hija de Ricardo, falleció con tan solo 6 años en una sala del hospital Gutiérrez. Sus amigos y compañeros solicitan difusión, a la vez que iniciaron una colecta para ayudar a la familia. El relato de Ricardo termina acá, él lo hace con estas palabras: “Ahora a mi hija ya no la tengo más. No pude darle todo lo que necesité darle. Ellos me arruinaron”.

 

Fuente:

ANRed

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