Puente La Noria: quejas porque los colectivos ya no se detienen en las paradas del lado de Provincia

Unas 30 líneas no frenan más sobre las calles Cosquín y la colectora de Camino Negro, y entran directo a la terminal.

Miles de usuarios de colectivos reclaman y muchos comerciantes de Ingeniero Budge se sienten con la soga al cuello. Esas dos realidades ocurren desde hace un mes, cuando unas 30 líneas que circulan por las inmediaciones de Puente La Noria decidieron no detenerse más en las paradas que hay a lo largo de ese centro comercial barrial.

En cambio, siguen directo hasta la terminal de Fiorito, instalada al otro lado del nuevo Viaducto inaugurado en septiembre.

Esto genera que el movimiento en esa zona comercial haya caído drásticamente y que los usuarios habituales de los colectivos que antes se bajaban a pocas cuadras de sus casas ahora deban atravesar un largo puente peatonal, o un pasillo en una zona en obra, o dar vueltas que pueden llegar a significar ocho cuadras de más para regresar al ingreso a Budge.

“Los que tenemos local sobre la calle Cosquín o cualquiera de las cercanas estamos al borde de la quiebra, ya no sabemos qué hacer. Casi no pasa gente por acá y en varios negocios ya empezaron a echar empleados. No alcanza para pagar los sueldos, los alquileres, los servicios, los insumos… Estamos al límite”, se lamenta Cristian, encargado de una remisería ubicada a metros de donde antes paraba la línea 28.

Los colectivos pasan atestados de pasajeros. En un principio, muchos de ellos confiaban en que se respetarían las paradas, pero con el paso del tiempo la modalidad de seguir de largo hasta la terminal terminó por instalarse.

“Tengo una hija discapacitada, en silla de ruedas, y tengo que subirla al puente peatonal empujando. Después, abajo, tenemos que ir por un pasillo que armaron en medio de la obra en construcción. De noche es un peligro”, advierte Berenice, una vecina de Ingeniero Budge que antes sólo caminaba un par de cuadras para llegar a su casa.

El pasillo del que habla es un precario camino que cruza una zona en construcción debajo del puente. Allí hay andamios, mediasombras, escombros y, sobre todo, muy poca luz de noche.

Entre los vecinos, las historias de arrebatos, robos piraña y hasta intentos de violación se suceden como un rumor cada vez más frecuente.

“Pedimos que al menos haya policías en cada lado del puente y en el caminito éste”, reclama una comerciante que atiende su kiosco a metros del lugar, pero que prefirió no dar a conocer su identidad. Afirma que ve robos en la zona muy seguido, sobre todo ahora, que el movimiento de gente en esas calles bajó exponencialmente.

Los comerciantes ya veían venir el cambio, por eso hace seis meses pidieron a los concejales de Lomas de Zamora que aprobaran una ordenanza para garantizar la ubicación histórica de las paradas.

Eso se cristalizó en la normativa 16.130 que en su primer artículo establece: “Finalizadas las obras del Distribuidor Puente La Noria, se mantengan en la ubicación original las paradas de colectivos de corta distancia sobre las calles Cosquín entre Reaño y Turner y sobre la Colectora de Camino Presidente Perón entre Turner y Azamor”.

Desde la Comuna afirman que los colectivos que están bajo su órbita sí paran en la zona y que el problema está con las líneas provinciales.

Mientras la empresa DOTA, que maneja casi todas ellas y gestiona la terminal no respondió a la consulta de Clarín, desde la Comisión Nacional de Regulación del Transportes indicaron que tomaron conocimiento del caso y revisarán las denuncias de la gente.

«Tengo discapacidad motriz, vengo todos los días desde Capital y se me hace muy difícil caminar por el puente, sobre todo por la inseguridad«, dice Juan Carlos Ledesma, vecino de Ingeniero Budge, que vive en ese barrio desde hace medio siglo.

Rosa, comerciante y también vecina del barrio, asegura: «Hace seis años tengo una mueblería. No tenemos problema con que haya una terminal, el tema es que sigan estando las paradas de siempre. No sólo pedimos por los negocios nuestros sino por la gente que tiene que caminar tanto».

Fabiana Lutero va más allá: «Para mí es muy negativo todo esto. Me tomo siempre el 283 y antes bajaba del lado de Budge, ahora tengo que caminar un montón. Cuando llego de noche varias veces pensé en tomarme otro colectivo porque la zona es muy solitaria».

 

Fuente:

Clarín

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