Una chofer de colectivo le salvó la vida a un bebé

Una chofer de Saeta, del corredor 2G, reanimó a un bebé que iba junto a su madre. Con ejercicios de primeros auxilios pudo recuperar sus signos vitales, y lo trasladó al nosocomio más cercano. La conductora sueña con ser enfermera, y fue una de las primeras mujeres que ingresó a Saeta, luego de un fallo por la igualdad de género en el transporte público.

No es la primera situación de urgencia arriba de un colectivo. La mujer a la que ahora todos señalan como heroína hizo un llamado a concientizar sobre la importancia de que los conductores tengan conocimientos en primeros auxilios.

«Vi la cara de mi hijo en ese bebé» dijo, conmovida, Viviana Contreras, la chofer del corredor 2G. Revive ese momento una y otra vez porque cuenta que, si bien fue una difícil situación con final feliz, la dejó «sensible».

El viernes pasado alrededor de las 21.30 horas de la noche la unidad a cargo de Viviana circulaba por la avenida 25 de Mayo y Belgrano cuando la madre de Mateo, un bebé de alrededor de 8 meses, se paró entre llantos y gritos al lado de la conductora pidiendo ayuda porque su bebé no respiraba.

«Puse freno de mano, me saqué el cinturón y agarré al bebé, tenía el cuerpo totalmente flácido y sus ojitos se le iban para atrás, le presioné hacia arriba el estómago porque pensé que estaba ahogado por algo que había comido, pero al ver que no respiraba le hice una suave respiración boca a boca. A la primera no reaccionó, a la segunda sí, con un suspiro», recordó Contreras.

En esos segundos en que una duda puede tener graves consecuencias, la mujer no dudó. Tampoco luego de verlo reanimado. «De acuerdo o no, me voy a lo más cerca», recuerda que le dijo a los pasajeros que viajaban a esa hora.

Al verlo con signos vitales, se salió del recorrido y llevó al colectivo con todas las personas que viajaban en ese momento, a una clínica privada de la calle Belgrano y 25 de Mayo. El bebé ingresó totalmente estable junto a su madre, que aún no salía del estado de shock por la situación.

Luego, la unidad que se convirtió por momentos en una sala de emergencias, volvió a su ruta normal.

Sobre el comportamiento de los pasajeros la joven chofer cuenta: «Nadie se opuso, estaban todos muy contentos y me felicitaban, me decían que era muy importante que sepamos este tipo de cosas».

Viviana tiene 26 años y hace cuatro que se subió a un colectivo para conducirlo. Tiene un hijo de 11 meses, a quien dice haber recordado en ese crucial momento del que no se olvidará en su vida.

«Soy mamá, así que más que como profesional actué como mamá, vi la cara de mi hijo en ese bebé, fue como que la situación me pasaba a mí», dice; e inevitablemente trae a escena la afamada «fuerza del instinto maternal».

La decisiva madre, además, cuenta con conocimientos de primeros auxilios por haber cursado la carrera de enfermería, la que dejó a seis meses de finalizar, por tomar la oportunidad de un trabajo seguro.

Pero la conductora aún sueña: «Si me dieran la oportunidad de terminar… siempre fue mi sueño ser una profesional de salud». No quedan dudas de que vocación le sobra, y lo deja más en claro cuando concientiza sobre un punto: la importancia de que los choferes del transporte público estén capacitados en primeros auxilios.

«Uno no está arriba solo para llevarlos y traerlos», remarca y añade que los problemas de salud con los que se topan los choferes de Saeta son casi diarios. «En los días de calor, con el amontonamiento, hay personas que se agobian, se quedan sin aire y se les sube o baja la presión, o se desmayan. Hay algunos pasajeros que son epilépticos, hay gente que es discapacitada y se sube sin su acompañante, y uno no sabe qué le puede pasar», afirma Viviana, y agrega: «Son cosas que uno se encuentra todos los días».

Mujeres

Que manejaban mal, que no iban a tener el temple para afrontar la furia del tránsito en horas pico, básicamente, que no iban a poder. Todo tipo de prejuicios surgieron cuando la Corte de Justicia de la Nación le dio luz verde al pedido de Mirtha Sisnero, que inició una demanda para que las empresas de transporte contrataran también a mujeres como choferes.

El fallo obligó a que las líneas tuvieran un cupo para conductoras en sus planteles.

«La heroína», la llaman ahora sus compañeros a Viviana. También hacen hincapié en lo valioso de contar con los conocimientos necesarios para sobrellevar y sacar adelante una apremiante situación de este tipo.

«Cuando llegué a la empresa me decían «qué loco, qué bueno que es saber que uno puede hacer algo y salvar la vida de alguien», relató la chofer.

La mujer intentó ubicar sin éxito a la madre del bebé contactándose con la clínica donde la dejó. «Me gustaría ver los», afirmó.

 
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