El discreto encanto de ir a trabajar en lancha a la Ciudad

Los servicios unen Nordelta y San Isidro con Puerto Madero. El abono mensual cuesta $ 3.900.

Retrasos en el tren, interrupciones en el servicio, demoras en el tránsito por las obras del Paseo del Bajo, son inconvenientes habituales para los que viajan al centro desde zona norte. Pero desde la cubierta de la lancha que viene cada mañana de Tigre o San Isidro lo único que se ve de todo eso es la silueta del puerto, el Hotel de los Inmigrantes y los primeros rascacielos. Los pasajeros descienden en la Dársena Norte y recién ahí toman contacto con el asfalto y el trajín urbano.

Hoy existen dos servicios, ofrecidos por Proa Urbana, que depende de Sturla. El más largo parte de Nordelta a las 7.20 y llega a Puerto Madero a las 9, parando en Tigre, Punta Chica y el Club Náutico San Isidro. Por la tarde, sale a las 18.30 del centro porteño y llega a las 20.10 a Nordelta. El otro zarpa del puerto de San Isidro a las 7.40, llega una hora después al centro y acaba de incorporar una parada intermedia en el puerto de Olivos. De regreso, parte a las 18.30 y llega a las 19.30.

ESTACIONES FLUVIALES

 

Muchos pasajeros descubrieron esta manera alternativa de viajar recientemente, con la reducción del servicio del ramal Tigre del tren Mitre, que va hasta la estación Núñez y no llega a Retiro por las obras de construcción del viaducto. En algunos casos lo incorporaron para siempre y en otros es una opción temporaria porque todavía sigue siendo más barato llegar en transporte público.

En cambio, si la alternativa es la combi o el auto, la lancha resulta competitiva por precio: el abono mensual cuesta $ 3.900, contra los entre $ 3.600 y $ 4.900 de la combi o los $ 4.500 que demanda sólo en combustible usar el vehículo propio.

Una de las que cambió definitivamente su modo de viajar es Mayra González, que vive en Olivos y trabaja en una multinacional de Puerto Madero. “Vivo muy cerca de donde sale y trabajo muy cerca de donde me deja, así que me decidí. Conocí gente, puedo leer, a veces aprovecho para dormir”, cuenta.

Unos asientos más adelante, Luc Goutermanoff mira por la ventana hacia el río. Es francés, vive en Martínez con su esposa argentina y llega al Puerto de Olivos en una bicicleta que dejó sobre la cubierta. “Tengo dos horas y media en total de trayecto ida y vuelta hacia mi trabajo. Con esta opción combino viaje, un poco de deporte y una buena vista”, comenta en perfecto español.

Qué pasa en otras ciudades del mundo

Con alrededor de 50 kilómetros de costa entre San Fernando y Berazategui, llama la atención que ir y venir del centro por agua no sea una costumbre más extendida en Buenos Aires, como sí ocurre en otras ciudades en las que el barco forma parte del transporte público y hay más líneas.

Por caso, en Nueva York, las seis rutas de ferry son una alternativa para viajar entre la isla de Manhattan y barrios como Queens, Brooklyn o Long Island City. Aunque no usan los mismos tickets que en el metro neoyorkino, cuestan igual: 2,75 dólares (los que suben con la bici pagan un adicional de un dólar). También hay un ferry gratuito entre Manhattan y Staten Island.

El ferry a Staten Island es gratuito y permite excelentes panorámicas de Manhattan.

Londres cuenta con la empresa River Bus, con seis líneas que van a lo largo del río Támesis. El pasaje se paga con la Oyster Card, la tarjeta de transporte londinense, y cuesta como máximo 6 libras esterlinas ($ 330).

Estocolmo está construida sobre catorce islas, por lo que los ferries forman parte de la red de transporte público junto con los trenes, subtes y autobuses (a los que se les suma la muy usada bicicleta). Con la tarjeta Access, que es la SUBE local, el trayecto cuesta alrededor de 3,5 euros (167 pesos).

Amigos en el agua

Mirta Aramendi es la pasajera más conocida del servicio que sale de Nordelta. Todas las mañanas espera la lancha vestida de oficina, maletín en mano, sobre el muelle de su casa que da al río Luján. Isleña por adopción desde hace trece años, al año y medio de su mudanza se inauguró el servicio y desde entonces lo usa para ir a su trabajo. En su caso, la lancha es sin dudas la mejor opción porque de otra manera tendría que usar la suya, dejarla en una guardería y seguir en auto o en tren. Pero también hay otras razones. “Acá nos conocemos porque viajamos todos los días. Incluso armamos grupos de amigos con los que hacemos encuentros y salidas. En los regresos, algunas veces compramos algo entre todos y mientras volvemos comemos una picada, tomamos algo, es muy divertido”, cuenta. En su familia, la navegación es prácticamente un legado y el río, una casa más. “Cuando salgo del trabajo y me subo a la lancha para regresar, en seguida tengo la sensación de que ya volví a la isla”, dice.

La relación entre los pasajeros de todos los días tiene, por supuesto, su correlato en un grupo de Whatsapp. “Hay un chat donde nos avisamos si el servicio se suspende por la sudestada o por un temporal”, explica Mariana Sequeiros, sentada con una notebook abierta en el regazo. “Ahora que el tren no está llegando a Retiro suele haber más afluencia de pasajeros y hay menos lugar, entonces cuando alguno no viaja avisa al grupo para que otra persona pueda usar el asiento”, detalla. En el caso de Mariana, la lancha funciona como una extensión de su trabajo en una entidad bancaria cerca de Plaza de Mayo. “Me rinde un montón. Es una hora y diez que no suena el teléfono, no hay interrupciones como en la oficina, puedo organizarme el día”, indica.

La restricción del ramal Tigre de la línea Mitre no sólo aumentó la cantidad de pasajeros en la embarcación sino que, incluso, generó nuevas amistades. Ariana y Camila son de Tigre y se conocieron viajando en la lancha a través de una amiga en común. “Sin el tren, hay que tomarse el 60, puedo llegar a tardar hasta tres horas en llegar al centro, una odisea”, comenta Ariana, que trabaja en Corrientes y Reconquista. Con el barco desde la parada en Tigre, el viaje dura una hora y cuarto. Camila, por su parte, tiene que ir hasta San Telmo. Para entretenerse conversan, toman un café o se descargan series para mirar (la lancha tiene wi-fi).

En el caso de ambas, se trata de una opción temporal, ya que piensan volver al tren cuando se normalice el servicio y vuelva a llegar a Retiro, por una cuestión de costos. Incluso si además hay que combinar después con un colectivo –como en el caso de Camila- , la diferencia de precios es significativa. La lancha sale $ 200 por tramo, o $ 126 para los pasajeros registrados. El boleto en colectivo, no más de $ 23, si el viaje supera los 27 kilómetros.

Por el contrario, si la opción es la combi, la lancha compite por precio. Es que una combi entre Tigre/Victoria-San Fernando y Corrientes y Alem (CABA) sale entre 110 y 195 pesos por trayecto.

Gustavo vive en Villanueva, un barrio a cinco minutos de Nordelta, y después de probar todas las opciones eligió su combinación: moto hasta el muelle y lancha hasta su trabajo, en Puerto Madero. Pero el costo no fue la única causa. Mendocino, vive hace dos años en Buenos Aires y todavía se sorprende de lo que cuesta llegar al centro en auto. “Es una locura. Nunca me imaginé que fuera tan complejo”, confiesa. Ahora disfruta de algo que pocos porteños aprovechan: el río. “Trabajo, duermo, escucho música -resume-. Quizás me gustaría que fuera un poco más rápido o que saliera más temprano para llegar antes, pero la verdad es que me encanta. En verano subo a la cubierta y me vuelvo a casa viendo el atardecer”.

Viajar al centro en lancha versus otros medios de transporte

  • En lancha. El pasaje en el mostrador sale $ 200 por tramo, pero los usuarios registrados pagan $ 126 o $ 230 ida y vuelta. El abono mensual sale $ 3.900.
  • En tren. El viaje sale entre $ 15,50 y $ 18,50 el tramo, dependiendo de la distancia.
  • En colectivo. El boleto sale entre $ 18 y $ 23.
  • Combinando tren y colectivo. Desde Tigre, con el descuento del 50% en el segundo viaje con la SUBE), se gastan alrededor de $ 28,50 por tramo, es decir $ 57 por día.
  • En combi. Entre Tigre/Victoria-San Fernando y Corrientes y Alem (CABA) sale entre $ 110 y $ 195 por trayecto. El abono mensual cuesta entre $ 3.600 y $ 4.900.
  • En auto. Desde Olivos al centro, ida y vuelta, se gastan alrededor de tres tanques de nafta por mes: $ 4.500 al precio actual. A eso hay que sumarle peajes y estacionamiento.

 

Fuente:

Clarín

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