Diseño para la sustentabilidad en Rosario

El argentino Juan Manuel Díaz, actualmente en Audi, hizo su aporte en los nuevos buses híbridos y trolebuses que circularán por esa ciudad

os entusiastas de los automóviles estamos muy acostumbrados a pensar la palabra diseño muy asociada a cuestiones estéticas: básicamente, si un auto nos parece lindo o no. Sin embargo, el diseño es una disciplina muchísimo más amplia. Y si bien en su mejor expresión se manifiesta en formas bellas para los usuarios, su fin último es generar soluciones funcionales (las asociadas con el uso), técnicas (las que tienen que ver con la fabricación) e, incluso, sociales y ecológicas, porque no hay mejor diseño que aquel que mejora la calidad de vida de las personas.

En el terreno de la automoción, en ningún lugar se pone tanto de manifiesto esto último como en el transporte público. Sin embargo, por esto de lo «lindo/feo» estamos muy poco acostumbrados a pensar a los ómnibus como objetos de diseño. Por eso es importante poner en valor experiencias como la del recientemente presentado Bio Bus Eléctrico rosarino, que además de conjugar todo lo antedicho, es un proyecto ciento por ciento argentino. O, mejor dicho, santafesino.

Bio Bus Experiencia Eléctrica es el nombre del nuevo trolebús rosarino, cuyo prototipo fue presentado en sociedad hace unas semanas. Para los que no están familiarizados con el término, un trolebús es un ómnibus eléctrico que toma corriente de una catenaria (dos hilos de cobre suspendidos de una infraestructura elevada) a través de dos troles, también llamados lanzas. En cierto sentido, es un punto intermedio entre un tranvía (ya que tiene un recorrido acotado al tendido eléctrico) y un ómnibus común (puede circular por calles y avenidas con flexibilidad para evitar obstáculos). Pero lo más importante es que su impacto ambiental es muy bajo.

Y no es casual que este proyecto se haya dado en Rosario, ya que es una de las pocas ciudades argentinas -junto con Mendoza y Córdoba- que históricamente han apostado por la electromovilidad en su sistema de transporte urbano (cabe señalar que en las décadas de 1950 y parte de la de 1960, hubo 16 líneas de trolebuses en Buenos Aires, con 830 unidades, y en las ciudades de La Plata, Mar del Plata y Tucumán).

Según Rigo Bisso, director de Planificación y Gestión de la Innovación en Municipalidad de Rosario, «en principio esperamos lograr 10 nuevas unidades antes de fin de año, y continuar el próximo para aportar al Plan Integral de Movilidad de la ciudad. El Plan hace eje importante en la movilidad sustentable, con el objetivo de ir hacia el gasoil cero en el transporte de pasajeros urbano e interurbano, dejando de consumir más de 75 millones de litros de combustibles fósiles». Pero no solo eso: la iniciativa también persigue objetivos de impacto económico y social, ya que en estos momentos de crisis intenta alentar y promover la industria carrocera, el desarrollo de tecnologías de automoción e, incluso, la integración con una red de generación de energía sustentable. Respecto de esto, las dos líneas de trolebuses de Rosario son alimentadas con energía proveniente del parque solar fotovoltaico ubicado de San Lorenzo.

Desde un proyecto personal

Este proyecto de buses eléctricos viene de hace varios años y tiene otro protagonista clave, también rosarino: el diseñador de autos Juan Manuel Díaz. Díaz es actualmente el responsable de diseño de Audi Motorsport y es bien conocido por ser el responsable del diseño del Alfa Romeo MiTo. Durante la transición entre su pase desde el Grupo Fiat al Grupo VW, Díaz desarrolló por iniciativa propia un bus eléctrico urbano, basado en sus experiencias con el transporte público en distintas ciudades europeas. Según el diseñador rosarino, «la idea inicial del proyecto que era algo mucho más amplio que solo el diseño exterior/interior de un vehículo, ya que consistía en reunir desde el estado a empresas del sector carrocero de la ciudad, empresas que emplean a muchas personas capacitadas y que sufren los vaivenes de la economía de nuestras tierras».

Gracias a sus contactos personales, hizo llegar el proyecto a la Comuna rosarina, incluyendo una modelización completa en 3D de su bus. La carpeta fue «recuperada» por Rigo Bisso en 2015, y así se puso en marcha el proyecto, que tuvo su primera etapa con un bus híbrido hecho sobre los planos del proyecto de Díaz. El diseño del nuevo trolebús es una evolución de ese vehículo y muestra la adaptabilidad del proyecto original, ya que desde su origen estuvo pensado para adaptarse a distintos tipos de chasis y plantas motrices.

A diferencia de un automóvil, es muy poco probable que un cliente compre un bus motivado por su apariencia exterior. Por eso las prioridades en el diseño en un vehículo de este tipo pasan por otro lado, fundamentalmente los aspectos funcionales y económicos. Aun así, la responsabilidad de cualquier diseñador es la de hacer un vehículo que luzca los más moderno y atractivo posible. Respecto del Bio Bus, Díaz dice que «estaba un poco cansado de ver los vehículos urbanos que tenían formas definidas por miles de elipses. Quería ordenar un poco los elementos, unirlos entre sí, darle un toque de modernidad con más rigor y consistencia». Nada mejor que las palabras del mismo diseñador para entender como esa idea se plasma en detalles concretos: «Les di a las luces un lugar definido por importancia y las dispuse en manera vertical, para bajar el efecto óptico del frontal. Además, enlacé los grupos ópticos con una banda del mismo color que ayuda a que el vehículo (que tiene una fisonomía vertical) parezca ópticamente más ancho de lo que es y por ende más asentando sobre las ruedas. Lo mismo en la parte posterior, donde una banda roja envuelve los tradicionales faros redondos, de esa manera no solo se le da un orden a los mismos, sino que también se «ensancha» visualmente el vehículo y se genera una gráfica completamente nueva. Una vez que logré bajar esa masa pude hacer un volumen en la zona frontal que delimita el color de la carrocería con un color negro, esta forma hace que el parabrisas invada ópticamente el frontal, creando aún más apoyo al conjunto. Esta zona negra es funciona como fuelle para poder adaptar la carrocería a distintos tipos de chasis.»

Hay que aclarar que no es fácil innovar estéticamente en este tipo de vehículos, y de hecho en una primera mirada el Bio Bus no parece tan distinto del resto de los colectivos a los que estamos habituados. Pero sí es indiscutible que se percibe como más moderno. Y ahí radica la maestría del diseñador: esas sutiles intervenciones que hacen que la percepción intuitiva del producto cambie.

Diseño interior y diseño gráfico

Respecto del interior, el trabajo de Díaz solo llegó hasta el diseño del puesto de comando, ya que la forma y disposición del resto de los elementos internos en un bus en general corren por cuenta del operador. Un elemento fundamental en el impacto visual de cualquier bus es la gráfica aplicada. Por eso el proyecto original de Díaz también incluía una propuesta que fue desarrollada en colaboración con su hermana María Soledad, que es arquitecta. Era una gráfica de unos triángulos que iban desintegrándose desde el celeste al blanco, que representaba tanto la transición de combustibles fósiles a otros más ecológicos, como el origen argentino del proyecto. Finalmente, en el prototipo del trolebús presentado hace unos días, la gráfica fue bastante distinta ya que estaba decorado con dos de los personajes más característicos de la cultura rosarina: Inodoro Pereyra y su perro Mendieta, las inolvidables creaciones del gran Roberto Fontanarrosa.

Una gran oportunidad

Muchas cosas buenas se desprenden de este proyecto. Para empezar, la consistente apuesta rosarina por un transporte público ecológico y sustentable, que se manifiesta en la continuidad del trolebús, un sistema muy bueno para las ciudades y que lamentablemente es muy poco utilizado en la Argentina. Si bien todo indica que el futuro será de los colectivos totalmente eléctricos (algo deseable), el trolebús es superior en vida útil y autonomía: mientras un bus eléctrico está limitado por la autonomía de sus baterías, un trole tiene la autonomía limitada según el tendido aéreo eléctrico que lo alimenta, y puede girar muchas veces sin necesidad de ser cargado. Incluso, las nuevas unidades ya cuentan con baterías que permiten hacer trayectos autónomos cortos hasta acoplarse al tendido de la red.

La otra cosa destacable es la apuesta por el desarrollo de la industria y las capacidades nacionales. En una época en la que la fabricación local de autos está puesta en cuestión, no caben dudas de que la industria del transporte urbano puede tener un futuro promisorio ya que no está tan atada a un tema de gran escala.

 

Fuente:

La Nación

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