El transporte público, un gran aliado a la hora de salir a pasear

El Elevador Lacerda en Salvador, el Metro de París o el ferry en Hong Kong, propuestas para salir a recorrer grandes ciudades del mundo sin gastar demasiado.

Muchos turistas toman el ferry de Staten Island sólo para contemplar la silueta de la ciudad y la Estatua de la Libertad, pero Nueva York, Estados Unidos, no es el único lugar donde el transporte público ofrece vistas espectaculares.

En muchas importantes ciudades de todo el mundo, se pueden disfrutar vistas sublimes por tan solo un boleto de corta distancia. Y uno goza de la ventaja adicional de compartir el viaje con la gente del lugar, evitando a los molestos turistas.

Si usted también quiere vivir una verdadera experiencia local, suba a un ómnibus local, tome un tranvía, aborde un ferry o descubra la única forma de transporte público en una de estas nueve ciudades.

Hong Kong

La silueta del centro de Hong Kong, con abigarrados rascacielos que se levantan frente frondosas colinas, se refleja de manera asombrosa en Victoria Harbour. Para trasladar a los pasajeros entre Kowloon y la isla de Hong Kong está el Star Ferry, que ofrece a los residentes y los turistas por igual vistas impresionantes desde hace 120 años. ¿El costo de este paisaje alucinante? Sólo 2,70 dólares de Hong Kong (34 centavos de dólar estadounidense).

Lisboa, Portugal

En Lisboa, todos, en especial quienes quieren evitar esforzarse trepando las empinadas colinas de la ciudad, deberían comprar una metro card de un día.

Por menos de 11 euros, se tiene acceso a diversos tranvías amarillos, y al sistema de ómnibus y subtes de Lisboa. Súbanse al popular tranvía 28 y vean pasar ornamentadas iglesias y casas cubiertas de azulejos, o tomen una de las líneas, menos frecuentadas y disfruten el paseo.

La metro card también da acceso al Elevador de Santa Justa, un ingenioso ascensor que se inauguró en 1902 y comunica la parte baja de la ciudad, la Baixa, con los jacarandás y el convento de Praça do Carmo, afectado por un terremoto.

Londres, Inglaterra

También se puede encontrar una buena mezcla de paisaje y transporte público a bordo de los ómnibus y trenes de las ciudades de todo el mundo.

En Londres, el ómnibus de la línea 11 (1,50 libras) pasa frente al Banco de Inglaterra, la Catedral de San Pablo, el Puente del Milenio, la Plaza Trafalgar y la Abadía de Westminster, una ruta ideal para ver los lugares más importantes de la ciudad.

Los Ángeles, Estados Unidos

Las vías de la Expo Line corren sobre Jefferson Boulevard y, en días despejados, permiten ver la silueta del centro de la ciudad, las montañas de San Gabriel, el Observatorio Griffith y el cartel de Hollywood, todo atravesado por cables de alta tensión y palmeras. Vaya desde el centro hasta Santa Mónica por 1,75 dólares.

Medellín, Colombia

Si usted asocia los teleféricos con los centros de esquí y los parques de diversiones, es probable que nunca haya estado en Medellín, donde las góndolas del sistema del Metrocable comunican a los habitantes de las favelas de las montañas con el sector principal de la ciudad.

El Metrocable de Medellín, parte de una creciente tendencia en el transporte público latinoamericano, se inauguró en 2004 para beneficiar a los pasajeros de bajos recursos. El boleto de ida cuesta -tanto a los turistas como a los vecinos de la ciudad- 2.255 pesos colombianos (unos 68 centavos de dólar).

Uno no ha experimentado verdaderamente esta ciudad hasta que no haya hecho la cola con los residentes locales y viaje colgando sobre edificios de ladrillo rojo mientras el sol de la mañana ilumina el valle bajo sus pies.

París, Francia

Puede ser difícil decidir qué es más asombroso: la vista desde el Pont de Bir-Hakeim sobre la Línea 6 del Métro o el modo en que los parisinos parecen totalmente indiferentes a ella.

El tren atraviesa el Sena y ofrece una vista alucinante de la Torre Eiffel. No es mal negocio por 1,90 euros.

Salvador, Brasil

Los ascensores en exterior son rarezas del transporte público, pero Lisboa no es la única ciudad donde puede verse uno.

El Elevador Lacerda de Salvador trepa una escarpada pendiente, comunicando la Plaza Tomé de Souza con la costa, ubicada en la parte baja de la ciudad. Las colas pueden ser largas pero la experiencia bien vale 15 centavos de real (4 centavos de dólar). Desde lo alto de la torre Art Déco, se ve el glorioso azul de la Bahía de Todos los Santos.

Sidney, Australia

Para contemplar el impresionante paisaje marino de Sidney, no hace falta pagar un tour privado por el puerto y el río Parramatta.

Con 16,10 dólares australianos (11,03 dólares estadounidenses) se compra una tarjeta Opal, que permite viajar todo un día en la ciudad, incluso en los ferries que salen de Circular Quay. El ferry F8 pasa frente a la Ópera y bajo el Puente del Puerto rumbo a Balmain y la isla Cockatoo y garantiza ver mucho verde y hasta un par de delfines por el camino.

Venecia, Italia

Al otro lado del mundo en Venecia, simplemente tome un vaporetto, uno de los ómnibus acuáticos que son la principal forma de transporte público, y maravíllese ante los palacios góticos que se remontan a las épocas de esplendor de los siglos XIV y XV.

Una tarjeta de 24 horas cuesta 20 euros, lo que puede parecer algo caro pero vale la pena si planea hacer más de dos viajes.

 

Fuente:

Clarín

Keith Plocek The New York Times / Especial

Traducción: Elisa Carnelli

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