Casi el 40% del acoso a las mujeres en el transporte sucede en colectivos

Así lo revela un estudio porteño, que señala la franja horaria entre las 10 y las 16 como la de mayores problemas; habrá un plan oficial para incluir esta perspectiva en las políticas de transporte

«Estaba en la facultad, tenía 22 años. Iba a estudiar a lo de mi novio y estaba sentada en el asiento de atrás de todo del bondi». Mariana Pía tiene 31 años y recuerda con perfección aquella historia de hace casi diez. El hombre se paró al lado de ella y le mostró su pene erecto. «Al principio no entendí nada, era pleno día y el colectivo estaba lleno. Simplemente corrí la mirada para el otro lado, como superada. Cuando llegué a lo de mi novio me puse muy mal», cuenta. A Romina la tocaron desde atrás cuando subía al colectivo. «Me di vuelta indignada y el tipo levantó la pera, con cara de ‘sí, ¿y qué pensás hacer’. Me dio tanto miedo que me subí sin hacer nada», dice, entre otros ejemplos.

Las mujeres realizan el 58% de los viajes en el transporte público de la ciudad y la enorme mayoría (100%, según la encuesta que usa el gobierno porteño) afirma haberse sentido acosada alguna vez en la vida mientras viajaba en colectivo, subte o tren. Comentarios sexuales, persecuciones, fotografías no consentidas y hasta masturbación son algunas de las situaciones que las mujeres deben afrontar en el transporte público.

La brecha de género atraviesa la forma en la que hombres y mujeres se transportan en la ciudad. Más allá de la violencia sexual, ellas realizan en promedio un viaje más por día que sus pares varones (3 vs. 2) y tienden a recorrer distancias más cortas. Para Paula Bisiau, subsecretaria de Movilidad Sustentable y Segura, esto se relaciona con las actividades de cuidado -como limpiar, hacer las compras y atender a los hijos- que las mujeres realizan en promedio unas cinco horas por día. «Les dedicamos mucho tiempo a estas actividades en sí y a la movilidad que implican: realizamos más viajes que los varones (ellos van más del trabajo a la casa y viceversa). Eso nos insume más tiempo y dinero», explica en la presentación del Plan de Género y Movilidad de la Ciudad de Buenos Aires. El objetivo: incluir esa perspectiva en las políticas públicas de transporte.

La Secretaría de Transporte estudia la manera de hacer la movilidad más amigable para las mujeres en cuatro ejes. El primero es la planificación con perspectiva de género. Se trata, por ejemplo, de pensar en que en el metrobús se pueda pagar con SUBE en tierra, antes de subir al colectivo, para que las mujeres puedan hacerlo por la puerta del medio del ómnibus cuando llevan cochecitos. O en las villas que se urbanizan preguntar a las mujeres dónde convendría que esté la parada del colectivo en función de la luz y la comodidad de acceso.

La caminata desde y hasta la parada del transporte público es uno de los aspectos que más temen las mujeres. Según el estudio «Ella se mueve segura», hecho en 2017 por el Banco de Desarrollo Latinoamericano en tres ciudades latinoamericanas, el 72% de las mujeres que residen en el Área Metropolitana de Buenos Aires se sienten inseguras al viajar en el transporte público (versus el 58% de los hombres). Según el estudio, otros dos focos de inseguridad son que haya mucha gente dentro del colectivo o que esté oscuro. Aunque, al contrario de lo que las mujeres temen, los acosos suceden con más frecuencia de día y en hora pico.

La inserción laboral de las mujeres en el sector de transporte es un importante segundo eje a trabajar. Ellas están subrepresentadas en todos los rubros (subte, taxi, colectivos, tren), menos en el de los agentes de tránsito, donde son el 55% del total. Érica Borda, conductora de colectivos y representante de la lucha femenina por ocupar ese lugar, estuvo en la presentación del Plan de Género y Movilidad y dio cuenta del machismo que sigue imperando en el rubro. Ella logró, luego de años de discriminación, que la Justicia determinara que las compañías de colectivos deben contratar mujeres hasta alcanzar un 30% de su planta de choferes. Para la actual conductora de la línea 130, el ideal por el que se debe seguir luchando es el 50%.

El estudio de los datos de movilidad cotidiana y seguridad, vistos con perspectiva de género, es otro campo de actuación. La línea 22676 (Acoso) de reporte y contención cumplió un año y dio cuenta del fenómeno. A ese número, publicitado en trenes, subtes y colectivos, las mujeres pueden mandar un mensaje de texto para reportar -no denunciar- situaciones de acoso. En un año de funcionamiento, la línea recibió unas 10 denuncias por día. La mayoría de las situaciones se registraron en colectivos -se trata del mayor medio de transporte en la ciudad- y entre las 10 y las 16.

Desde la Secretaría de Transporte deducen que esto responde a cierto hacinamiento que hay en varias líneas de colectivos, así como al horario de viaje diurno que las mujeres privilegian por cuestiones de seguridad. De los 3719 casos analizados entre noviembre de 2018 y el mismo mes de este año, el 57,1% de los mensajes provino de CABA y el 28,6% del Gran Buenos Aires. Otro 14%, del resto del país.

Sobre la tipología del acoso, el 43,9% de las mujeres reportaron comentarios sexuales inapropiados; 39,5%, haber sido perseguidas o arrinconadas; 12,3%, gestos obscenos y masturbación, y 4,4%, haber sido fotografiadas o grabadas sin consentimiento. La iniciativa de la línea Acoso busca desarraigar las prácticas violentas. La campaña masiva «Ni loca, ni perseguida, ni histérica. El acoso existe» apuntó en esa dirección. La idea de la línea comenzó cuando desde la secretaría notaron que, pese a lo extendido de los acosos, casi no existían denuncias en la Justicia.

Otro de los datos interesantes es el «impuesto rosa», el gasto extra que tienen las mujeres a la hora de moverse. El caso más fácilmente observable es el de las mujeres que de noche eligen desplazarse en remise o taxi por cuestiones de seguridad.

El cuarto eje de trabajo de la Secretaría de Transporte se centra en las capacitaciones en perspectiva de género que se realizan en agentes de tránsito, taxistas, choferes de colectivo y conductores de transporte pesado. De las experiencias realizadas hasta ahora, se destacó el comentario de conductores de colectivo que agradecen la capacitación, porque a veces no saben cómo reaccionar ante situaciones cotidianas.

La problemática, en números

44%

Transporte público

Es el porcentaje de episodios que les ocurrieron a mujeres; el 35,% fueron en el espacio público; el 12,3%, por WhatsApp, SMS y teléfono; el 3,8%, en espacios semipúblicos, y el 3,8%, en las redes sociales

38,6%

En un colectivo

Es el transporte que lidera la mayor cantidad de casos. Le siguen el tren (teniendo en cuenta las cinco líneas que van de la ciudad al conurbano), con el 34,1% de los reportes, y el subterráneo, con el 27,3%

44,4%

De 10 a 16

Es la franja horaria en la que se registran más cantidad de incidentes. Se estima que es el horario de mayor aglomeración; le siguen los de 16 a 21 (35,4%); de 23 a 6 (11,1%); de 21 a 23 (7,1%), y de 6 a 10 (2%)

43,9%

Comentarios sexuales

Lidera la tipología de acoso. Le siguen persecución/arrinconamiento, con el 39,5%; el 12,3%, masturbación/gestos obscenos, y el 4,4%, toma de fotografías o grabaciones no consentidas por la mujer

60%

Peatones mujeres

El estudio porteño informó además que el 58% de los usuarios de transporte público son mujeres y que el 100% ha referido que ha sufrido acoso en el transporte público en cualquiera de sus estilos

10

Mensajes diarios a Acoso

Es el promedio que se registra en la línea de reporte y contención de mujeres víctimas de acoso en el transporte público, desde que se creó, en octubre de 2018. Permitió crear un diagnóstico sobre 4000 reportes

 

Fuente:

La Nación

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