Marsella quiere tener una flota de autobuses 100% eléctrica en 2035, y este es el plan para lograrlo

Después de que en 2016 se haya convertido en la primera ciudad de Europa en contar con una línea de autobuses 100% eléctrica, Marsella ahora quiere ser un espacio libre de autobuses diésel e híbridos, y para ello ha diseñado un ambicioso plan de transición para lograr alcanzar ese objetivo en un plazo razonablemente corto de tiempo.

La empresa encargada del transporte en la ciudad gala, Régie des Transports Métropolitains (RTM) ha anunciado la conversión de su flota de 630 autobuses urbanos a modelos eléctricos para 2035. Una transición ya comenzó hace cuatro años y que ahora vivirá un proceso paulatino donde esperan poder lograr un importante ahorro en gastos operativos, y una reducción de las emisiones.

En la actualidad Marsella cuenta con seis autobuses 100% eléctricos suministrados por la española Irizar. Una muestra del enorme trabajo que tiene la localidad gala para alcanzar una flota eléctrica.

Para lograrlo el ayuntamiento ha diseñado un plan que buscará a corto plazo probar diferentes modelos de varios operadores para comprobar en la práctica cuales son los mejores para la ciudad. Desde los Mercedes E-Citaro, Volvo 7900 y el modelo de producción local Heuliez GX 337. Este proyecto también contempla acciones conservadoras destinadas a garantizar una transición sin imprevistos, como la adquisición de varias unidades del Mercedes-Citaro híbrido-diesel, por si los modelos 100% eléctricos no son capaces de atender alguna situación o imprevisto.

En total a finales de este mismo año Marsella tendrá circulando 80 modelos híbridos y 20 eléctricos, todo con una inversión de 12 millones de euros.

Un presupuesto que también incluye el estudio de las soluciones de carga apropiadas para la actual y la futura flota, que contempla la posibilidad de utilizar autobuses dotados de pantógrafos, para estudiar a fondo cual será la mejor opción para este uso, si la carga nocturna de grandes baterías que se usa en la actualidad, o la carga ocasional durante el recorrido, con autobuses con baterías más pequeñas y ligeras.

La idea de Marsella es ir renovando cada año 50 autobuses, que supondrá una inversión media estimada de 600.000 euros por unidad, por los 280.000 euros que cuesta un modelo diésel. Una diferencia que esperan recuperar con creces gracias al menor coste operativo de los eléctricos, y que irá recortándose con el paso de los años y la bajada de precios de su componente más costoso, la batería.

Y es que según los datos que maneja la ciudad, un modelo diésel necesita unos 27.000 euros al año en combustible, mientras que un eléctrico necesitará para el mismo trabajo apenas 4.000 euros. Cifras a las que habrá que añadir el ahorro en mantenimiento, como por ejemplo en pastillas de freno, un trabajo que en el caso de los eléctricos realiza en su mayor parte la frenada regenerativa.

Una apuesta que desde la administración local esperan les permita lograr cumplir con el objetivo de contar con una flota 100% eléctrica en 2035, que permitirá abrir una nueva etapa donde se deberán atrás los combustibles fósiles, con la correspondiente reducción de emisiones y el ahorro a medio y largo plazo una vez amortizado el enorme coste inicial de compra.

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