Sin clases. Ponen a la venta micros escolares porque no saben cuándo volverán a trabajar

Por la pandemia de Covid-19, desde marzo que no hay clases y hace 173 días que los transportistas escolares no tienen ingresos. Con los motores apagados, las gomas sin usar y las baterías deteriorándose, son decenas los choferes que están afectados y que hoy tratan de sobrevivir con lo que pueden. La vuelta a clases es incierta y se cree que ya no habrá en 2020, por lo que el panorama para todos ellos es devastador.

«La estamos pasando mal y lo peor es que no vemos horizonte», dijo Guillermo Niotti, representante de la Mesa Nacional de Transportistas Escolares Argentinos. Confirmó que muchos colegas y dueños de vehículos comenzaron a venderlos por internet.

Según su modelo y uso, los colectivos están publicados con precios que van entre $250.000 hasta $630.000. Uno 0km y modelo 2020 sale arriba de 5 millones de pesos. «Nadie compra un colectivo 0km, porque es imposible. Nadie aspira a eso, solo las líneas de colectivo», dijo Diego Eirín, hijo de un transportista.

Hace una semana Guillermo Fernández publicó su colectivo en Mercado Libre. Él es camionero y junto a sus sobrinos armaron un emprendimiento hace 8 años. Solían trabajar en excursiones y otros viajes de instituciones escolares. Como muchos otros, su actividad está totalmente frenada desde enero. «Tengo tres colectivos a la venta, necesito vender uno para cubrir los gastos», dijo. Todavía no tuvo ni una oferta.

«Todo el rubro escolar está empezando a vender o a reconstruirse en otro», aseguró. Admitió que él tiene la suerte de tener trabajo, pero que por lo general no es lo común entre sus colegas. Él solo está pagando el galpón donde los guarda, ya que con sus ahorros no le alcanza para todo lo demás.

«La actividad ya venía mal desde hace dos años y esto de la pandemia me destruyó», dijo Ángel Sciancalepore. Tiene 58 años, es chofer hace 25 y es dueño de un minibus que solía transportar a 16 chicos a un colegio en Pilar. Él tuvo dos ofertas, una persona que lo quería para casa rodante y otra persona del interior, pero ninguna venta se concretó. «Me mantienen mi mujer y mi hija que trabajan, además de ayuda de la jubilación de mi mamá», dijo.

Por lo general, compran un colectivo de línea y luego lo convierten en escolar. Lo pintan con los colores característicos y le agregan una puerta trasera y asientos. Un modelo 2009 cuesta aproximadamente $500.000 sin sumarle los extras, y un modelo 2013 cuesta $2.200.000 ya convertido. Los transportistas son conscientes de que están perdiendo dinero vendiéndolo ahora, pero saben que si nadie se los compra va a ser peor.

Niotti aseguró que muchos de sus colegas están «malvendiendo» las unidades y los que las compran solo piensan en el negocio. «El que lo vende es por una necesidad y haciéndolo están perdiendo su futuro», explicó y agregó que ninguno cobra el IFE ni otra ayuda social. «Menos del 20% entró a los créditos de tasa cero», aseguró.

Los que no lo pudieron vender o los que prefieren seguir aguantando tratan de ganar dinero por otro lado. Arman almacenes y verdulerías rodantes, otros venden artesanías y ropa o hacen envíos. «Están haciendo lo que sea para asegurar el plato de comida», dijo.

«Nuestro capital está en la calle y corre muchos riesgos», agregó Niotti. Siguen pagando los seguros, patentes y todo el mantenimiento de los vehículos. Aseguró que por tres meses pudieron resistir, pero que ahora se está complicando mucho más. «Todo es incierto y el vehículo es nuestro futuro», dijo. La gran mayoría está acumulando muchas deudas.

Para generar ingresos, muchos utilizan sus vehículos como almacenes rodantes

«Desde abril venimos buscando soluciones, muchos de nuestros colegas están comiendo en los comedores», dijo. Son más de 6000 familias las que dependen de este sector. «No somos empresas, somos micro emprendimientos y estamos todos sin nada, sin ningún tipo de ingreso», explicó.

Dentro del Presupuesto, el Gobierno destinó $600 millones para todos los transportistas a lo largo del país. Medida que agradecen, pero que necesitan que se implemente lo antes posible. Mañana habrá una manifestación en distintas ciudades en donde los transportistas se presentarán con su colectivo.

«Estando en actividad transportábamos un millón de chicos por día y si nosotros desaparecemos van a volcarse al transporte público. Hoy sería un problema para los protocolos de higiene y salud», aseguró.

Desde artesanías hasta zapatos, muchas familias comenzaron a vender para tener ingresos

El papá de Diego Eirín vende su colectivo Mercedes Benz, modelo 1997, a $280.000. Tenían dos, uno lo lograron vender. Trabajan para un colegio y realizan todos los viajes al campo de deportes, excursiones y campamentos. «La idea es venderlos y comprar unidades nuevas para poder volver al trabajo», aseguró y admitió que aunque logren venderlos van a necesitar poner más plata.

El sector presentó un protocolo para trasladar trabajadores esenciales, pero la mayoría de los transportistas aseguraron que ya ninguna empresa los contrata. «Además tenemos miedo de salir y que nos saquen el vehículo por no cumplir el protocolo al 100%», aseguró Augusto Robles.

«Los que pudieron trabajar llevando empleados a fábricas ganaron alrededor de $7000 y una rueda nueva sale $22000. No es rentable, pero para el día a día a algunos les sirve», aseguró Ariel Medrano, dueño y chofer de una unidad. Él ya vendió dos colectivos. Todavía tiene uno publicado en internet y aseguró que si siguen pasando los meses va a tener que comprarle una batería nueva por la falta de uso. «Compré con mi hijo una camioneta a medias y salimos a hacer repartos para una papelería», dijo.

Daniel Chapero trabaja como transportista hace 25 años y quiere vender su colectivo. «Estoy buscando alternativas, quiero venderlo y ver desde donde arranco», aseguró. Si lo logra quiere conseguir otro trabajo. «Es incierto, no tengo apuntado a nada. Estoy como perro en bote», finalizó.

Cada colectivo tiene alrededor de 45 asientos, pero cuando puedan volver a andar van a tener disponibles la mitad. «El gasto lo van a tener las familias, porque los precios por nuestra parte no van a cambiar», dijo Fernández. Una familia estaba gastando $2500 por el servicio puerta a puerta, con los nuevos protocolos valdrá el doble. «El micro tiene que estar relativamente lleno para que sean rentables los viajes y lamentablemente eso no lo vamos a tener», aseguró.

 

Fuente:
La Nación

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