América Latina: rumbo a la descarbonización con buses eléctricos

En 2020, Santiago de Chile, Bogotá y Ciudad de México fueron las ciudades latinoamericanas que más se destacaron en la electrificación de autobuses.

Las ciudades son responsables de un 70 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono, o de gases de efecto invernadero (GEI) que contribuyen al cambio climático. Este año, el lema del Día Mundial del Hábitat, que se celebra cada primer lunes de octubre desde 1985, es «Acelerar la acción urbana para un mundo libre de carbono». Y uno de los sectores clave para lograrlo es el transporte.

“En 2018, el sector transporte representaba el 15% de todas las emisiones de GEI en la región, y era el sector que tenía una mayor tasa de crecimiento”, apuntó a DW Gustau Mañez Gomis, Coordinador de Cambio Climático para América Latina y El Caribe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Entre los factores que han contribuido a ello en las últimas décadas se encuentran “una rápida tasa de motorización, una población urbana creciente acompañada de poca planificación urbana, mayor movimiento de transporte de carga en mercados domésticos y de exportación, así como un crecimiento del poder adquisitivo”, detalló.

No obstante, “en este último año, los gobiernos han ampliado sus ambiciones sobre el Acuerdo de París, relacionadas con el sector transporte. En 27 de los 33 países de la región, el sector transporte está priorizado dentro de los compromisos internacionales de cada uno de los países, como un sector estratégico para la descarbonización”, dijo Jone Orbea, líder de la plataforma Move, y una de las autoras del cuarto informe sobre el estado de la electromovilidad en América Latina y El Caribe.

En este sentido, hay que recordar que “América Latina tiene una de las mayores tasas de utilización de buses para transporte público del mundo. Si bien las tasas de transporte motorizado privado, es decir, autos y motocicletas particulares, va en aumento, el uso de buses de transporte público sigue siendo el principal medio de movilización en muchísimas de las ciudades de la región”, recordó Mañez Gomis.

Y este se vio gravemente perjudicado por la crisis sanitaria del coronavirus. “Esta situación puso en evidencia la importancia de la movilidad y el transporte urbano: por un lado por la reducción drástica de pasajeros y de oferta de los sistemas de  transporte público y, por otro lado, por el aumento considerable de transporte de carga urbano en toda la región”, explicó Fabricio Pietrobelli, especialista regional en movilidad eléctrica de la plataforma Move, que también ha contribuido en dicho reporte.

“Sin embargo, el compromiso del sector público y privado con la electrificación se ha mantenido. A pesar de esto en estos dos años de pandemia hemos visto la entrada fuerte de autobuses en Ciudad de México, Bridgetown (Barbados), Bogotá, Montevideo”, dijo el Coordinador de Cambio Climático para América Latina del PNUMA.

Asimismo, los autores del informe no detectaron muchas diferencias a pesar de la crisis sanitaria. “En general, las flotas de buses eléctricos introducidas en 2020 en América Latina y el Caribe siguen los patrones observados en los años anteriores: en su mayor parte son de batería con carga en patio, son unidades armadas importadas, con poco o nulo valor agregado a nivel regional”, puntualizó Pietrobelli.

“Hasta julio de este año se sumaban unos 2.500 buses eléctricos en América Latina y el Caribe. De estos, 900 son trolebuses, y el resto, buses eléctricos de baterías de diferentes tamaños”, explicó Mañez Gomis, detallando que estos se concentran principalmente en Chile (819), Colombia (588), México (400) y Brasil (350). Asimismo, “el sistema de Bogotá, Transmilenio, ha contratado 897 buses eléctricos adicionales, hasta llegar a un total de 1.485”, agregó.

Una tendencia al alza

Se trata de una tendencia ascendente ya que, según el informe, a partir de 2025 se estarán desplegando anualmente más de 5.000 autobuses eléctricos en las ciudades de América Latina y el Caribe.

Aunque no existe una regulación a nivel regional sobre la movilidad eléctrica, según el informe casi todos los países de América Latina y el Caribe cuentan con legislación que incentiva el uso de vehículos eléctricos con estímulos como reducción o eliminación de impuestos.

“A nivel nacional, se han construido estrategias, planes, normas, regulaciones, incentivos… Toda una gama de marco habilitante regulatorio que estructura esos compromisos y los baja a la realidad de cada uno de los países”, explicó Orbea.

A pesar de dichos avances, el Coordinador de Cambio Climático para América Latina y El Caribe del PNUMA recalcó algunos de los retos pendientes del sector, como la viabilidad técnica y económica de los proyectos a corto plazo. “Más allá de los estudios comparativos teóricos a largo plazo, que sirven para demostrar su eficiencia económica y apoyar la política pública, la industria del transporte es aún dependiente de ingresos a corto plazo”, lamentó.

 

Fuente:

DW

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