Lejos de los colectivos, el 60% de los rosarinos se mueve en vehículos particulares

La crisis del transporte explica que apenas más del 24% use los servicios públicos, incluidos también taxis, remises y bicicletas.

Los rosarinos están lejos de bajarse del vehículo propio para subirse al colectivo la crisis, larga por cierto, que atraviesa el transporte de pasajeros lo explica. Una consulta realizada por la misma Municipalidad entre más de 20 mil vecinos, mostró que más del 60% ciento se mueve en la ciudad en auto o moto de su propiedad y en la gran mayoría de los casos lo hacen como conductores. Como contracara es que apenas algo más del 24% lo hace a través de los servicios públicos, ya sea colectivos, taxis o incluso bicicletas públicas. Si bien ese mapa de movilidad en la ciudad va a contramano de todas las recomendaciones y propuestas a nivel nacional e internacional, el escenario extraordinario de la pandemia y los aditamentos locales hacen que el camino por delante para dar vuelta los números es aún largo.

El relevamiento de los hábitos de movilidad se llevó adelante a través de correos electrónicos entre 21.164 respuestas que recibió el municipio en el marco de la puesta en marcha en 2021 de la Mesa de Seguridad Vial, un espacio de trabajo que integran organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, cámaras empresarias y actores involucrados en la problemática.

La consulta será uno de los insumos para la puesta en marcha del Plan de Seguridad Vial, una serie de ideas y acciones de prevención pensadas para implementar en la ciudad; en ese marco, se incluyeron además preguntas sobre la ordenanza de alcohol cero implementada este año con resultados de aceptación por encima del 70% de las respuestas.

El auto adelante

A la hora de preguntarle a los rosarinos en qué se mueven, mayoritariamente y por lejos lo hacen en autos particulares.

Las respuestas mostraron que el 55,5% se mueve en auto o moto particular (el 49% lo hace en auto) y como conductores, un número que asciende por encima del 60% si se tiene en cuenta quienes viajan como acompañantes.

En cambio, apenas el 24,7% lo hace en servicios públicos: colectivo o trolebús (20%), taxi o remís (3,9%), bicicleta pública (0,8%).

Quienes buscan alternativas sustentables por sus propios medios, casi un 7% lo en bicicletas propias, en una misma proporción aparecen los peatones y aparecen también quienes eligieron en los últimos tiempos los monopatines eléctricos, una alternativa aún muy minoritaria que solo representa el 0,3% de los más de 21 mil consultados.

Es más, de quienes manejan vehículos a motor propios, casi el el 60% dice hacerlo todos los días y la mayoría refiere actividades laborales. De hecho, el 55% lo utiliza de lunes a viernes en horario diurno, mientras que solo un 26 por ciento refiere su uso los fines de semana y el 18 por ciento solo en horarios nocturnos, sea en días hábiles o fines de semana.

Un transporte en crisis

La radiografía de cómo se mueven los rosarinos muestra aún que la ciudad está lejos de lograr que se bajen de sus vehículos privados para subirse a los servicios públicos, sobre todo los colectivos.

Las dificultades para sostener el transporte son viejas y conocidas, pero todos los intentos por reformularlo estallaron por el aire con la situación extraordinaria que presentó la pandemia de Covid desde marzo de 2020 que provocó el desmoronamiento del número de usuarios y problemas financieros que incluso llevaron a tener casi 90 días de paros de choferes a lo largo de esos 12 meses.

De hecho, en Rosario los colectivos pasaron de transportar 450 mil pasajeros por día a solo 100 mil, con una baja en la recaudación de un 80% y pérdidas estimadas en más de 10 millones de pesos diarios. Un escenario que llevó a declarar la emergencia.

Si bien los especialistas afirman que el transporte público «es la columna vertebral las ciudades» a la hora de pensar en clave de sustentabilidad, las crisis lo tienen en jaque. Este año arrancó con una propuesta de readecuación, fusión de líneas y acciones que permitieran ahorrar kilómetros y hacer que no hubiera superposición de recorridos. Y para noviembre se incorporaron 40 unidades y se volvieron a individualizar líneas fusionadas, aunque el Estado tuvo que hacerse cargo de las que tenían peores frecuencias, como el 115.

Pero el punto sigue siendo cómo se financia. Y si bien estaba previsto el incremento de los subsidios nacionales para el 2022, la no aprobación del presupuesto nacional dejó por ahora sin certezas a los intendentes. Que en el caso de Rosario, no dejaron de tener abierto hasta pocos días el frente de conflicto con los taxistas por la falta de unidades y el pedido de aumento de la tarifa.

 

Fuente:

La Capital

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