¿Qué pasó con los colectivos articulados que circulaban por Rosario?

Duraron 5 años y desaparecieron. La historia de una idea que no funcionó ilustra los vaivenes del transporte de la ciudad.

Fueron una rareza que desembarcó en Rosario de repente, permanecieron unos años y desaparecieron sin dejar rastro. ¿Qué fue de los colectivos articulados que circularon durante algunos años por la ciudad? ¿Cómo llegaron y por qué se dejaron de usar? La historia de una idea que no funcionó sirve para contar los vaivenes del transporte rosarino en las últimas décadas.

Las unidades con fuelle central que conectaba dos secciones salieron a la calle en 2013, durante el primer mandato de Mónica Fein. Eran ómnibus de 20 metros de largo con 40 asientos y capacidad para transportar a otros 100 pasajeros parados, sumando en total 140, un 60 por ciento más que los coches convencionales.

Eran cuatro, todos nuevos. Dos habían sido comprados cero kilómetro por La Mixta, y los otros dos eran alquilados por la Semtur a la empresa porteña Ideal San Justo para hacer una prueba. Ambas firmas rosarinas luego se fusionarían en la actual Movi.

En una búsqueda de darle prioridad al transporte público, se priorizó su uso en líneas que utilizan los carriles exclusivos, para asociar la mayor velocidad con ese incremento en la cantidad de personas transportadas. Por eso estaban en las líneas 115, 127, 133 y 122.

Este tipo de colectivos fueron promocionados a mediados de los 90 durante la gestión de Hermes Binner, cuando se anunciaron recorridos troncales, barriales e interdistritales. Pero luego la crisis económica hizo quebrar a la mayoría de las firmas privadas del transporte, y el Estado municipal tuvo que absorber sus recorridos para garantizar el servicio, postergando los cambios.

La idea se retomaría en 2013, en momentos en los que se pensaba en un sistema con corredores de transporte, en el que este tipo de vehículos con fuelle serían clave. El sistema era usado en varias partes del mundo y algunas ciudades del país con esa visión metropolitana de líneas que circulan por arterias anchas, conectando lugares distantes y con una lógica de trasbordo.

Pero lo cierto es que las unidades que se incorporaron al servicio no superaron la prueba. La definición de no continuar con esta política, según fuentes municipales, se tomó como resultado de que se consideró inviable por razones económicas, operativas y de uso. En 2018 se tomó la determinación de desafectar las unidades.

¿Cuál fue el destino? Las propias fueron vendidas por la empresa estatal en 2019, y las otras dos de La Mixta se dejaron de alquilar, fueron devueltas y reemplazadas por otros coches nuevos. Fueron a parar a Transporte Ideal San Justo SA, una empresa de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que desde un primer momento le alquilaba coches a Semtur cuando necesitaba.

Argumentos

Las razones son varias. En 2018 hubo un quiebre a los subsidios con una quita enorme por parte del gobierno de Mauricio Macri, y las empresas del interior tambalearon. Cambiaron las reglas económicas del juego, se sacaron los subsidios al combustible y se bajaron los fondos al interior, de una forma asimétrica e inequitativa. Esto generó una restricción de costos que mató el proyecto de colectivos grandes.

Es que entre las principales dificultades que surgieron se destacaron lo caro que eran su mantenimiento y gastos diarios. Tenían muchos problemas de freno, dado el desgaste prematuro de piezas. Las cubiertas traseras tenían un rendimiento de menos del 50 por ciento que las de un colectivo normal. Y cada vez que se rompía el fuelle, había inconvenientes para conseguir los repuestos por una cuestión de mercado más pequeño.

Los articulados, además, eran muy eficaces en los horarios pico, porque descongestionaban el gran número de pasajeros. Pero solo completaban su capacidad en una o dos vueltas, y si bien generaban menor cantidad de emisiones, tenían un mayor consumo de combustible. Otra razón para dejar de alquilarlos fue que no cumplían con el pliego vigente al no tener aire acondicionado. Por eso al ir elevando la calidad del servicio, y exigiendo que todos tuvieran la climatización, quedaron afuera de los planes.

En este marco, se eligió un esquema que priorizó bajar los intervalos entre coches, mejorando las frecuencias, en el que no se necesitaba tanta capacidad de carga de pasajeros como brindaban los articulados, sino que el próximo colectivo llegara más rápido a la parada y las esperas fueran más breves.

Mitos

Entre los argumentos esgrimidos por el municipio para el fracaso de los vehículos a fuelle figuran las dimensiones. Esta línea, que también quedó flotando en el inconsciente colectivo, dice que en muchas intersecciones las condiciones de las calles de la ciudad no permitían completar el radio de giro, por lo que lo hacían sobre parte del cordón o vereda, generando un riesgo para otros actores de la movilidad.

Pero voces especializadas consultadas por La Capital aseguran que estas formaciones no tenían problemas para doblar en el microcentro y circulaban igual que otros ómnibus al ingresar a barrios con calles más angostas. De hecho, el radio de giro que tenían es menor que los micros convencionales por la existencia del fuelle y la distancia rígida entre el eje delantero y el trasero.

Si bien en el centro las calzadas son más angostas, las esquinas tienen 90 grados en toda la ciudad. Por lo que el problema de doblar en el centro era en realidad por la falta de control, señalaron los técnicos. Los autos estacionados en lugares indebidos, ocupando un espacio prohibido, complicaban a las unidades articuladas. Pero eso no sucedía en los carriles exclusivos, sino que era un problema que se daba más en el macrocentro.

 

Fuente:

La Capital

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