El último colectivo peronista: la historia del ómnibus rescatado después de 30 años de abandono

Este Mercedes-Benz de los años 50 es el único sobreviviente de una flota de la Fundación Eva Perón. Cómo lo restauraron.

El emblemático edificio de la actual Facultad de Ingeniería, de la esquina de Paseo Colón e Independencia, fue construido con otro propósito: ser la sede de la Fundación Eva Perón, cuya impulsora nunca llegó a ver porque murió antes de su terminación. Esa monumental obra es de los pocos registros que se mantienen en pie de aquella entidad que era atendida por su creadora en los primeros años, pero que fue disuelta después de la caída del peronismo.

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En los últimos días se conoció la recuperación de otro integrante del inventario histórico de aquellos tiempos del peronismo, en este caso sobre ruedas: el único colectivo sobreviviente de la flota que tenía la fundación.

El Presidente Alberto Fernández reinauguró el Hotel 6 de Chapadmalal y presentó la restauración del único micro original de la Fundación Eva Perón

Se trata de un ómnibus con una historia de apogeo, abandono y recuperación. No estaba cerca de la Facultad de Ingeniería, sino distante más de 400 kilómetros, en la Costa Atlántica. Permaneció invisible en Chapadmalal por unos 30 años, en los que sumó el deterioro del paso del tiempo sin que se le prestara atención, mientras estaba arrumbado en un depósito del complejo hotelero de la localidad balnearia situada al sur de Mar del Plata. Ahora sigue allí, pero con otro semblante.

Es uno de los primeros modelos que Mercedes-Benz produjo después de la Segunda Guerra Mundial. De hecho, se trata de un vehículo que llegó para marcar un quiebre en el transporte, por la disposición del motor. Y que en la deteriorada economía de la Argentina se lo llegó a ver en funcionamiento incluso hasta fines de los 80. Así también sucedió con este ejemplar en particular, que había llegado al país como parte de una flota de 22 ómnibus.

Un colectivo revolucionario

El primer modelo creado por Mercedes-Benz después de la Segunda Guerra Mundial fue el O-3250, que la empresa presentó en mayo de 1949. Se introdujo en serie a finales de ese año como O-3500 y ya en 1950 le siguió el autobús de capot grande, el O-6600.

Dos años más tarde, Mercedes-Benz mostró el O-6600 H, un chasis con un concepto técnico aún válido actualmente: el futuro era el motor trasero y el volante iba pegado al paragolpes delantero. Con esta innovación, los colectivos pasaron a tener chasis independientes de los camiones.

El gobierno de Juan Domingo Perón compró una partida de 22 unidades de este modelo para la Fundación Eva Perón, que siguió en funcionamiento aun después de fallecida la primera dama, el 26 de julio de 1952. El Typ O-6600 tenía dos versiones: la H, con el motor trasero, y la T, que venía dotada con pantógrafo y se utilizaba para los trolebuses; de hecho, en esta última modalidad llegaron unos 350 a la Ciudad de Buenos Aires entre 1952 y 1953.

Esta línea de ómnibus se produjo entre 1951 y 1958. En 1954 se le cambió la denominación por O-320 H y O-320 T. La H significaba Heck, por motor trasero. El Mercedes-Benz estaba dotado de un impulsor de 6 cilindros en línea de 8,3 litros y 145 caballos, que podía desarrollar una velocidad de 80 km/h y consumía unos 21 litros de combustible cada 100 kilómetros.

Finalmente, el colectivo que perteneció a la Fundación Eva Perón fue rescatado del Complejo Chapadmalal y será restaurado

Esos 22 colectivos peronistas cumplían con el propósito de transportar a beneficiarios de los programas de la Fundación Eva Perón hacia Chapadmalal, donde se levantó el complejo hotelero turístico estatal cuya construcción comenzó en 1945 y todavía sigue en pie con el mismo propósito: turismo social.

El último colectivo peronista

La Fundación Eva Perón permaneció activa durante 2.652 días, los transcurridos desde el 19 de junio de 1948, cuando fue creada, hasta que la Revolución Libertadora que derrocó a Perón la disolvió el 23 de septiembre de 1955. De hecho, al año siguiente los militares ya le habían asignado el edificio a la Universidad de Buenos Aires para la Facultad de Ingeniería.

Después de ello, algunos de los colectivos de la fundación tuvieron destinos inciertos. Y otros quedaron para el traslado de los empleados del complejo turístico, tarea que se les vio hacer incluso hasta entrados los años 90. Sólo uno sobrevivió a la sangría, aunque no en las mejores condiciones.

Durante décadas estuvo tirado dentro de uno de los nueve edificios de la Unidad Turística de Chapadmalal. Permaneció allí como testimonio del siglo pasado, sin que se le prestara la debida atención. Fue un grupo de aficionados privados el que impulsó una convocatoria para recuperar el colectivo, después de saber de su existencia.

Incluso juntaron firmas a través de una plataforma virtual. Finalmente, quien puso manos a la obra fue un trabajador del propio complejo. Se llama Daniel Collelo, tiene 66 años y desde 2010 se encarga de restaurar muebles en Chapadmalal, tanto en madera como en metal. Pero tiene un pasado como chapista automotor. Con esa expertise es que afrontó en agosto de 2021 la recuperación del colectivo. Además de sucio, estaba repleto de alimañas.

Para sacarlo del complejo tuvieron que tirar abajo una pared. Collelo contó que debió “reconstruir todo a mano, porque no hay repuestos” de un ómnibus que tiene más de 60 años discontinuado. Lo hizo solo, con la ayuda de hijos y nietos. Tuvo que restaurar todo el tapizado, ya que el original había sido destruido por el excremento de palomas –demoró un mes sólo en pasarle silicona a los asientos-. Le acomodó las imperfecciones en la chapa y lo repintó por completo con el celeste que tenía originalmente.

Mantiene el reloj tipo de pared que tiene en el frente y en los laterales se le volvió a escribir la inscripción “Fundación Eva Perón”. Fue casi un año de trabajo el que necesitó para que pase a formar parte del museo que tiene el complejo de Chapadmalal. Su restaurador dijo haber completado un círculo. “Vengo de una familia peronista, soy peronista y para mí haber restaurado esta mole de 10 metros es el corolario de mi vida como empleado estatal”.

 

Fuente:

Clarìn

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