Se tatuó el colectivo en el que viajó toda la vida a su casa y se hizo viral: “Verlo venir me hacía feliz”

Agustín Leyendeker viajó durante más de 10 años, casi todos los días, en la línea C de color verde que une las ciudades de Santo Tomé y Santa Fe, donde estudiaba. Ahora, lo lleva con orgullo en su pierna derecha.

Las luces encendidas que indican que va andando, las ventanillas de vidrio cerradas en sus laterales porque circula en la ruta, el techo, el volante, el cartel que indica “Aire acondicionado”. Al tatuaje no le falta nada y es idéntico a la foto que tomó de modelo. Está hecho en líneas negras, pero así simula el toque “vintage”. Hace un poco más de dos semanas que Agustín Leyendeker tiene marcado en la piel el colectivo de la línea C verde que lo llevó, durante toda a su vida, de regreso a su hogar. Hoy, es la casa de sus viejos, de su infancia, lo que llama su “único lugar seguro”.

La historia no parece creíble, pero el joven santafesino sostiene que es lógico, porque se trata de una imagen que le recuerda algo bueno. Hace dos semanas se tatuó una unidad de la línea que viaja desde Los Zapallos, pasa por la ciudad de Santo Tomé, Santa Fe (la capital provincial) y termina su recorrido en Arroyo Leyes. Lo toman cientos de personas por día y muchos durante toda su vida, como Agustín. “Yo creo que mi tatuaje tuvo tanta repercusión entre la gente porque genera una identificación con todas las personas de Santo Tomé y la zona que toda la vida debieron viajar en la C verde”, indicó.

Es cierto, la línea de colectivos se volvió indispensable para la unión de las ciudades, ya que transporta a estudiantes y trabajadores a diario. Agustín fue primero a la escuela y después a su trabajo, pero también a fiestas y al boliche. “Cuando salíamos y teníamos que volver a casa, estábamos medio borrachos y hacía frío, ver venir a la C verde era lo que más feliz te hacía”, describió.

No recuerda cuándo ni cómo fue que la idea se le cruzó por la cabeza. Sí tiene presente el momento en que se tatuó el colectivo. “Fui de una amiga que es artista plástica y tatuadora y ella ni se sorprendió cuando le conté lo que quería”, explicó. “Es que hay gente que se tatúa cosas más raras”, aclaró.

Agustín le llevó una foto del colectivo que encontró en internet. A mano alzada, Martina (mm_art.tattoo) le tatuó la unidad a la perfección. “Solo le sacamos lo que había adentro, que se veía al chofer con una camisa blanca de escote en V”, recordó. Lo demás, está todo. “La verdad que el tatuaje quedó excelente”, afirmó contento.

A las personas que les había contado sobre la idea, les llamaba la atención lo que se quería tatuar. Incluso muchos le dijeron que estaba loco. “A mí me parecía algo bueno, que no tiene nada de malo”, opinó Agustín, y así fue como siguió adelante con su idea. “Ahora hay mucha gente que me dice que le encantó”, aseguró, aunque confesó que decidió hacérselo en la pierna para que no se le viera “tanto”.

La historia de Agustín y la C verde

Agustín ahora tiene 34 años y se dedica a la música. Tiene una banda y vive en Santa Fe hace una década. Casi no viaja en el colectivo porque tiene auto. Sin embargo, la imagen del “bondi”, acercándose a la parada, está intacta en su cabeza. “Me acuerdo y me pongo feliz por la alegría que sentía en ese momento”, contó.

El joven viajó desde su octavo año escolar hasta los 24 años en el colectivo. Los viajes llegaron a su fin cuando se mudó a la ciudad de Santa Fe. “Es que para la gente de Santo Tomé, Santa Fe es indispensable, sobre todo hace unos años porque nosotros hacíamos todo acá”, señaló.

Con mochilas, bolsos, instrumentos, con mucha carga y con poca, con frío, calor. Agustín viajó durante muchos años en la misma línea. “A las personas que viajan todos los días las terminás conociendo”, indicó y recordó que el momento en que colocaron el aire acondicionado en el vehículo, fue una celebración.

El joven recuerda que el colectivo lo dejaba a una cuadra de su casa, en la que ahora viven solo sus padres, pero fue el hogar de su infancia y adolescencia. “Ese es mi único lugar seguro”, sostuvo. Y el colectivo, era “el camino hacia ese lugar seguro”.

Si bien Agustín describe como “rara” tanta repercusión, está más seguro de que tomó una buena decisión al tatuarse el colectivo. “Creo que es algo que no solo marcó mi vida, sino la de mucha gente”, expresó.

 

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Fuente:

TN

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