La Cámara Nacional en lo Civil de la ciudad de Buenos Aires confirmó una condena contra una empresa de colectivos por el accidente que sufrió una pasajera.
El hecho ocurrió cuando la mujer bajaba del colectivo, circunstancia en que la puerta se cerró y su tobillo izquierdo quedó atrapado. La mujer fue arrastrada, cayó al suelo y sufrió una fractura.
El colectivero se detuvo lejos del cordón de la vereda y, según coincidieron todos los testigos, la parada estaba obstruida por autos estacionados y volquetes de residuos.
Tanto el chofer como la empresa argumentaron que la mujer se tropezó porque no se agarró de las barandas de manera correcta debido a que cargaba bolsas en ambas manos.
Pero la Justicia no tuvo en cuenta este argumento y consideró que alcanzaba con probar que la accidentada era una pasajera y que el hecho ocurrió.
Además, dio importancia a la declaración como testigo del primer policía que llegó al lugar.
El fallo recayó sobre la empresa de colectivos Línea 102 Sargento Cabral SA, que fue condenada por “daños y perjuicios”. El chofer fue sobreseído en una causa penal y tampoco tendrá que aportar para la indemnización. La pasajera demandó a la empresa de transporte, al chofer y a la empresa aseguradora.
Relación de consumo
Al revisar la sentencia de primera instancia, María Isabel Benavente, Guillermo González Zurro y Carlos Calvo Costa confirmaron que había una relación de consumo entre los pasajeros y las empresas de transporte público y que “la empresa tenía a su cargo una obligación de seguridad, que es de resultado”: que la pasajera llegara a su destino sana y salva.
Asimismo, se dio por probado que, ”al contrario de lo sostenido por la apelante, la demandante no cayó sobre la vereda sino sobre la cinta asfáltica, tal como surge de la declaración del policía que concurrió al lugar del hecho”.
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