San Juan: Despidieron con honores a la ‘Aceituna’, el Mercedes Benz 1112 del Ejército

Brindó el servicio de llevar y traer chicos a las distintas escuelas entre 1972 y 2003. Se lo llevaron a Mendoza, pero antes convocaron a los choferes que lo manejaron para que se despidan.

No recuerdan puertas adentro del RIM 22 que el ‘retiro’ de un vehículo de la Fuerza haya movilizado tanto a una comunidad. Cuando el viejo Mercedes Benz 1112 Modelo 1971 cruzó el portal de acceso del Regimiento, a más de uno las lágrimas le corrieron por las mejillas cuando vieron alejarse en ese carretón a la vieja y querida ‘Aceituna’, el micro que desde el 1972 hasta el 2003 transportó generaciones y generaciones de hijos de militares sanjuaninos a las escuelas.

Si bien hacía 17 años que no cumplía la función de llevar y traer alumnos, algún uso tenía. Y, principalmente, estaba a la vista de todos. Pero la decisión de que el vehículo sea trasladado a un depósito en Mendoza, lo pone al borde de que en algún momento sea subastado o tenga otro final. Por eso caló tan hondo su ida, y en el mundo militar sanjuanino los mensajes por WhatsApp y redes sociales se multiplicaron.

Aparecieron imborrables recuerdos, la nostalgia de una época que no volverá, ese tejido en el aire buscando anotar los nombres de aquellos choferes que, además de conducir ‘El Verde’ –otro nombre que muchos adoptaron-, por momentos fueron consejeros y hasta cómplices de alguna travesura.

Poco antes de que las máximas autoridades del RIM 22 supieran que el colectivo se iría para siempre de la provincia, convocaron a 8 personas que alguna vez tuvieron contacto estrecho con el vehículo. Fue una especie de despedida con honores, que por tratarse de un micro, resultó llamativa. Pero la ‘Aceituna’ merecía ese final.

“La ‘Aceituna’, como cariñosamente lo conocíamos (por su forma redondeada y color verde oscuro), cumplió un rol que por entonces fue fundamental. Se encargaba de llevar a los hijos de militares desde el barrio (había paradas internas y también llevó a hijos de policías y algunos civiles) hasta las distintas escuelas de Rivadavia o el Centro. Por lo que significó este vehículo, es que se convocó antes que partiera a los conductores motoristas que tuvo, sabíamos lo que para ellos representó en sus vidas”, contó el teniente Coronel Rolando Alberto Labrousse, jefe del RIM 22.

Entre los que decidieron ir a darle el último adiós al micro estuvo el suboficial Principal retirado, Daniel Icazati. Puede repasar de memoria el recorrido y no es para menos. En la butaca de la ‘Aceituna’ estuvo sentado entre los años 1986 y 2003, cuando dejó de prestar servicio escolar. “Ese colectivo llegó en el ’72 a San Juan y desde el inicio tuvo esa utilidad. Originalmente fueron dos los que había. Nos distribuíamos para llevar y traer a los chicos de la primaria y secundaria”, contó con notable nostalgia en su voz.

A las 6:30 o 7 de la mañana, dependiendo el horario de ingreso a los establecimientos educativos, se encendía el potente y ruidoso motor el 1112. Para los alumnos que vivían más cerca del  RIM 22, llegaban temprano a las escuelas, con el objetivo de que los últimos, como los de la Escuela San Martín, arriben justo a tiempo. Así, de lunes a viernes.

El Mercedes Benz respondió como los ‘fierros’ de antes, rara vez los dejaba en el camino. “Recuerdo dos veces nomás en todos los años que estuve, una vez que me quedé sin frenos y otra que se rompió un elástico y quedó medio inclinado, pero siempre llegábamos a destino, aunque sea un poquito tarde”, agregó Icazati. Más de una vez este hombre -que ya peina canas- se bajó del colectivo para charlar con alguna maestra o directivo por alguna macana de alguno de los chicos, que luego se la trasladaba a los padres pero un tanto morigerada para que no haya un reto.

“El señor Icazati era ‘nuestro segundo papá’. El que se preocupaba en que no falte ninguno de los chicos que llevaba y dejaba en cada institución educativa. Seguramente para cualquier hijo de militar el ‘Aceituna’ marcó nuestra hermosa infancia”, expresó en redes sociales estos días Valeria Abarca, que junto a sus hermanos se subió cientos de veces al micro. “Recuerdo que luego de realizar el viaje de cuadros, salía a hacer el  viaje escolar, cumplía con servicio de Banda, transportes especiales, acción cívica a la población, no descansaba hasta las 22 horas aproximadamente”,  recordó el exmilitar retirado Víctor Montivero.

Llegó al RIM como un vehículo más y terminó siendo parte de la familia militar sanjuanina, que lo despidió esta semana con entrañable respeto.

 

Fuente:

Diario de Cuyo

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